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  • Foto del escritorEntorno Protector

Unas palabras en medio de la pandemia

Escrito por Cecilia Duran, editora general de la revista Pretextos literarios, México.

Dice Noah Harari que la tormenta va a pasar, pero las decisiones que tomemos para enfrentarla podrán afectar nuestras vidas permanentemente. Es verdad, la forma en que enfrentamos nuestras crisis, personales y comunitarias, nos dibujan de cuerpo entero como las personas que somos. Por eso, es preciso reflexionar en torno a lo que queremos ser en medio de esta pandemia.


Ya empezamos, nuestras reacciones son espontáneas. Frente al pánico, nos quitamos las caretas. Lo que dejamos ver, no siempre es nuestro lado más hermoso. Algunos actuamos con chabacanería, nos andamos riendo y fingimos ser Juan sin miedo, otros van de irresponsables abrazando, besando y mordiendo gente, otros usan tapabocas, se lavan las manos, usan gel antibacterial, obedecen las reglas y respetan la sana distancia, hay los que ven al semejante como una amenaza y les asusta la proximidad, hay quienes quieren huir despavoridos (pobres, ¿a dónde irán?) y tristemente, están los que quieren sacar una raja a su favor: los traidores, los que apuñalan por la espalda para quedarse con lo tuyo, los que se acorazan, los que se avorazan.


Por fortuna, están los héroes que sacan lo mejor de sí para sortear el temporal. Los médicos, enfermeras, científicos que están en el frente de batalla y se parten en alma para salir adelante. Los maestros que frente a la crisis trabajan más horas y dedican más tiempo a sus alumnos para sacar a flore sus cursos. Los dependientes de tiendas, fondas, lavanderías que están detrás del mostrador; los carpinteros, jardineros, albañiles que salen por su sustento; los emprendedores que no bajan la cortina, los empresarios que aguantan los embates.


La crisis va a pasar. Pero, las decisiones que tomemos nos van a acompañar cuando la pandemia haya acabado. Cuando lleguemos al feliz momento en el que seamos inmunes, cuando volvamos a nuestro día a día, ese que fuimos en la emergencia se va a quedar. Al borde del abismo podemos arrancarnos los cabellos, llorar a moco tendido, morder a nuestros semejantes o contemplar el vacío, mirar al cielo, sonreír al prójimo, consolar, contener la tristeza, buscar la trascendencia. Hablar con Dios, confiar.

La pandemia pasará y muchos querrán olvidarse de sus reacciones, tratarán de borrar lo que les pasó. Mejor nos anticipamos. Esto va a pasar y al mirar lo que hicimos, lo deseable será sentirnos orgullosos de nuestras reacciones. Ojalá.
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